domingo, enero 06, 2008

El diagnóstico inicial

Bueno, ya está. Hasta hoy no había podido escribirlo, pero bueno, ya me animé: soy portadora de un adenocarcinoma metastásico en mi seno derecho. La gentil doctora de la Universidad no quiso esperar pasar las Navidades para darme la noticia, y nos lo soltó de una manera bastante inexperta el 21 de diciembre. Así que se imaginarán que las fiestas fueron una mezcla de lágrimas, rabia, impotencia y miedo.
Tengo esa mezcla de sentimientos encontrados y estoy algo sensible a las frases de la gente. No soporto que me digan, por ejemplo: Ahhh eso ahora tiene cura!!, Claro!! Te lo regalo si lo querés, ok? Yo, aunque se cure, no lo quiero.
También la gente que te dice: Te estarás preguntando por qué te toca esto a vos, no es verdad? Yo no me lo pregunto. Lo tengo muy claro: yo no lo busqué. Ni siquiera tengo los dichosos factores de riesgo: no soy mayor de 50 años, no tengo antecedentes en la familia, no tengo la pelotita en los cuadrantes 1 o 2 del seno. Pero sobre todo, tengo claro que le puede suceder a cualquiera.
No quiero caer en la religión de los que comen sólo lechuga porque creen que los chocolates que se han comido en la vida dieron por resultado un cáncer. Por Dios, si fuera así, no habrían comelones de chocolates, y los´oncólogos te recetarían como parte del protocolo una dieta de conejo!!
Lo único que me dije en el momento fue: caramba, qué inoportuno!! Cuando estoy a medio programa de estudios, cuando estoy asumiendo compromisos profesionales, cuando tengo un marido dispuesto a vivir conmigo mil aventuras y dos hijas que apenas empiezan a volar…. Inoportuno el cáncer éste…. Y luego me digo que hubiese sido inoportuno en cualquier momento.
Nadie tiene prevista en la agenda tan desagradable visita.
La actitud que creo debo asumir va a ser la de pensar que esto es un desagradable paréntesis que durará unos meses. Que me permitirá luego volver a lo que estaba haciendo, pero que por el momento tengo que concentrarme en dar una batalla muy dura.
He pasado las últimas tres semanas leyendo todo lo posible para aprender sobre la enfermedad y creo que puedo enfrentarme ahora, con temor pero con la certeza de que estoy en buenas manos, que tengo el respaldo incondicional de mi familia y de mis amigos.
Sí, tengo miedo. Pero tengo derecho a tenerlo, no les parece?

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