miércoles, enero 03, 2007

2007


Sin grandes promesas ni aspavientos. Sin propósitos dichos en alta voz. Así, suavecito, empieza el Año Nuevo. Lo recibí en cama, víctima de una gripe feroz, que me obligó a estarme quieta al menos durante dos días y a generar conciencia de cada una de las partes de mi cuerpo: me dolía hasta el pelo!!
No soy de las que creen que eso va a significar que pasaré enferma todo el año. Optimista hasta el cansancio, me digo que voy a pasar etapas de reflexión profunda.
Tuve tiempo, en esos dos días y sus noches carentes de sueño, de leerme la novela "Gina", del compatriota y amigo Rodrigo Soto, y otra policial "Lincoln lawyer" de Michael Connelly. Hermoso contraste: una bastante real, la otra pura fantasía; una cercana a mi generación y a mi país y a mi historia, la otra tan lejana como es posible; una en español, la otra en francés traducida del inglés original; una que habla de la construcción del ser humano, otra de su corruptibilidad...
Y leyendo las dos, me nace el propósito de hacer una nueva revisión de "La Nina Delia", que terminé hace un año y medio... después me obligo a decirme que no, que por ahora no habrá tiempo para eso... y que de todas maneras nunca se va a publicar... aunque yo sueñe con ello.
Lo digo sin dolor, aunque con una cierta amargura.
No nos fue dado a todos la posibilidad, eso me digo. Creo que las obras buscan su propio destino, y si mi novelita no ha buscado la manera de darse a conocer, seguramente es porque no se lo merece. ¡A lo mejor espera esa nueva revisión para salir bien compuesta con ropa de domingo, a la calle!!
Bueno. Eso es. Este nuevo año de mi vida, empieza sin aspavientos. Eso es hermoso. Se dejó engalanar solamente por un hermoso pastel de manzana que Edu compró para festejar nuestro quinto aniversario de bodas. Comimos un pedazo en la cama, acompañado de café cubano y de miradas que nos aseguran nuestra intención de pasar un montón más de años juntos.
Queriendo hacer un evento especial el primero de enero, a pesar de sentirme físicamente indispuesta, pregunté en la mesa: A ver, cuáles son los propósitos de cada uno para el 2007? Mariana me respondió interpretando el deseo de todos: Bueno, los propósitos son personales... así que cada quien se los va a reservar esta vez.
Una señal más de que van creciendo, ¿no es verdad?
¡Felicidades en esta nueva oportunidad que nos da la vida!