miércoles, abril 21, 2010

Un poco terremoteada


Los últimos meses han sido muy intensos, llenitos de emociones fuertes, aunque no siempre las mejores.
He tenido desencantos, frustraciones, bajones emocionales, y cuando estoy así, prefiero no escribir porque ya bastantes problemas tenemos todos como para cargar con los de los demás...
Pero la racha de malos momentos va pasando.... (cuando las cosas van mal, hay que esperar que pasen, y aguantar como los valientes, verdad?)
En todo caso, una de las alegrías de estos días la trajo Emilia, que hizo un viaje a Costa Rica. Aparte de reconocer que mi familia es linda y especial, me trajo chiverre, un maravilloso disco que mandó Rocío de la Filarmónica Nacional, un lindo dibujito que Valeria envió con mariposas y una hermosa dedicatoria con sus primeras letras...
También venía Emilia con recuerditos peruanos y mexicanos.
Hay gente buena, verdad? Hay mucha.

Ayer fue otro ejemplo de eso: En el espectáculo de la Boite à chansons, tuve la oportunidad de ver muchos babyboomers con los ojitos emocionados, cantando bajito (y a ratos a gritos) sus canciones de juventud, tuve queridas amigas que trataban de explicarme lo que estaban sintiendo...eso que no se puede explicar porque tiene que ver con tus referentes culturales... canté con ellos, conversamos y reímos.... Compartí sus nostalgias y su enorme cariño.... Un lindo espectáculo que Edu organizó con toda esa capacidad que tiene para hacer las cosas bien hechas... la sala llenita de gente, un espectáculo de calidad, un reconocimiento a quienes hacen bien las cosas y mucho, mucho cariño que flotaba en el ambiente....

Esta gente de Quebec, hace que la quiera uno cada vez más.... y será muy doloroso tener que dejar este pedacito de tierra.... Tendremos que desenraizarnos otra vez?

jueves, abril 01, 2010

Una discapacitada capaz


La tarde estaba hermosa, y salimos a caminar. Dimos una vuelta por el portón número siete, que ya les contaré un día de éstos de qué se trata, y después de una hora nos regresamos. Para atravesar la calle Papineau (con un tráfico intenso en sus cuatro vías, dos en cada sentido), tuvimos que pulsar el botón del semáforo peatonal y esperar el cambio de la luz. En ese momento, se bajó de un autobús, una señora, con mucha dificultad para caminar. Se apoyaba en su silla de ruedas la cual abrió apenas descendió del bus y se sentó en ella. Yo, que observaba la dificultad de la señora para bajarse y sentarse me disponía a ofrecerle mi ayuda para atravesar la transitada calle. Su ceño fruncido me detuvo. No parecía estar de buenas migas. Con una fuerza superior a la de muchos hombres, impulsó la silla de ruedas con sus manos, pulsó nuevamente el botón del semáforo con impaciencia y, en cuanto vió un espacio, se lanzó a cruzar la calle.
Lo hizo mucho más rápido que nosotros, avanzando primero de frente y luego de espaldas, con mucha agilidad y se veía que conocía perfectamente la sincronía de los semáforos... me miró con una sonrisa que decía "te equivocaste conmigo". Yo le respondí diciéndole: "estos son sus dominios, verdad?" " Sí" contestó, "puedo viajar en autobus, me conozco todos los parques, todas las calles, todas las tiendas". Me lo dijo con su mirada dura ...dura de orgullo. Esa es una de las que no se rinden.

Y yo que quería ayudarla.... Chapeau!

No escribo mucho estos días... estoy de lleno en la tesis.
Un abrazo,