lunes, diciembre 19, 2005

No puedo dormir!


Me siento exactamente como una novia en vísperas de casamiento.
Las chicas llegan mañana por la tarde y su ausencia ha sido un dolor casi físico.
Cinco meses largos.... al menos para mí. Ellas están tan ansiosas como yo...
Y me hago miles de preguntas: les gustará estar aquí? Será muy difícil el periodo de adaptación?
Me cobraran algún día esta decisión?
Eduardo tiene también sentimientos encontrados: un poco de celos, muchas ganas de verlas y parece gallina con pollos: quiere que todo este preparado para su arribo.... Yo al contrario, no quiero hacer nada hasta que lleguen: no son niñas y querrán participar de las compras de navidad, de la compra de su primera ropa de invierno....
Lo han hecho muy bien. Han pasado cinco meses en casa de sus abuelos, haciéndose responsables de la administración de sus propias vidas, del estudio, de su dinero. Han ganado el curso con buenas notas, han cuidado de sus abuelos, han gastado mas dinero del que debieron (pero eso parecía inevitable), se han despedido en forma de sus amigos, de sus primos, han hecho las maletas y viajaran solas dentro de unas horas...
Nosotros -Edu y yo- hemos hecho durante estos meses nuestra parte: encontrar un apartamento decente para todos, comprar los muebles mínimos indispensables, buscarles una escuela y otras actividades, ahorrar un poquito, por aquello...
Ya veremos como rearmar la vida a cuatro... ya veremos....
Todos los inmigrantes con los que he conversado sobre el tema, me dicen que no me preocupe, que ellas encontraran rápidamente sus amigos y sus círculos, que no habrá mucho problema...
La que más me anima es Marisela. Ella es mexicana y vive aquí hace cuatro anos, haciendo también su doctorado... Ha traído a sus hijos por periodos -más largos o más cortos- por alguna razón. Los muchachos (que son de la misma edad que las mías), ya no quieren quedarse en México y le insisten que se los traiga permanentemente...Yo se que cada historia es distinta, pero oír algo así me da tranquilidad.
Pasamos entonces a otra etapa... y con cada cambio, nuevos temores, nuevas expectativas.... asi es la vida de algunos, no les parece? Carlos, por ejemplo, no puede montarse en un avion porque le da miedo... Y ha decidido seguir en su casa, sin moverse mas de 10 kilometros a la redonda, hasta que la muerte lo encuentre. Nosotros, sin embargo, si queremos ver a los nuestros tenemos que pensar invariablemente en un avion. Si queremos ver a mi suegra habrà que ir a Miami, si queremos visitar a Isabel, habrà que ahorrar algunos anos para ir a Amsterdam, si queremos ver a los abuelos, habrà que viajar a Costa Rica, si son las tias, a la Habana... Cuando se tiene una vida asi, el dinero no puede malgastarse, y las chicas lo van comprendiendo. Han vendido antes de venirse su grabadora, sus discos, hasta sus vestidos de bano. Creo que lo que alguna vez nos quiso ensenar mi mama (comer de lo que hay y dormir donde se pueda), va floreciendo cada vez mejor en la nueva generacion. Y eso significa un poco tener claro que es mejor vivir que tener... que la mejor adquisicion es un viaje, es conocer gente, es aprender otro idioma, antes que comprar cosas que requieren atenciones y cuidados...
El apartamento tiene apenas lo minimo necesario -el unico adorno consiste en una linda planta en maceta que llaman aqui cactus de noel-. Nuestros amigos quebecenses piensan que tenemos un gusto asceta de la decoracion, que hemos visto revistas orientales y que la falta de mullidos sillones o alfombras (muy justificables en este invierno larguisimo), es producto de un raro gen latino que ellos no comprenden bien. Sin embargo, yo creo que ya tenemos un hogar. Al menos el olor a café por las mananas, y en esta época a queque navideno, hace que la falta de decoraciòn pase por alto. Ya nos vamos organizando...al menos por un periodo... en cuanto empiece la inquietud de Eduardo por montarse en un avion, las cosas estaràn en un lugar, y no en su lugar (no hay lugares establecidos cuando se cambia a cada rato).

Por ahora... déjenme compartir con ustedes mi insomnio, mis ansiedades, mis expectativas... que dentro de unas horas dejare de ser yo, para volverme toda oídos, para escuchar en la cocina los chismes de cinco largos meses, para volverme toda abrazos y caricias, para volver a medir la piel de mis chiquitas centímetro a centímetro y mirar en los pocitos de sus ojos, las lindas mujercitas en las que se van convirtiendo...
Buenas noches, a menos seis grados, y con dolor de espalda de palear cuarenta y dos centímetros de nieve que le cayeron encima al carro...