sábado, abril 16, 2011

Mariam

Eran las ocho de la noche y estábamos al punto de irnos.  La sesión de información había sido buena, Habíamos contado con la presencia de unas treinta personas y habíamos tardado dos horas en darles toda los detalles del programa de formación: duración, requisitos de ingreso, proceso de selección, el carácter intensivo de la formación entre otras cosas.
Ahkim me avisó que una estudiante del grupo de "Redes Informáticas" quería hablarme.  No la reconocí.  Tenía los ojos contentos y la sonrisa hermosa.  Venía a darme las gracias porque el trámite que había hecho para que se le reconocieran los cursos de Ingeniería en Telecomunicaciones, carrera que había terminado con éxito en su país de origen, había sido aprobado.  De esa manera, el primer curso del programa de "Redes Informáticas", que dura cuarenta y cinco horas de formación y que simplemente trata de cableado y conexiones, no tendría que cursarlo.
Ella, toda una ingeniera, está siguiendo una formación intensiva de dieciseis meses, para poder tener un título que sea reconocido por sus futuros empleadores. Un título "de aquí".  El  que obtuvo en su país no le ha servido hasta el momento para encontrar un trabajo.  Pero no ha sido solo eso.
Le pregunté:   ¿Por qué estás tan contenta, algo te cambiaste, te cortaste el pelo? Y me miró con unos ojos que decían: ¿No es evidente?. Había decidido quitarse el velo que cubría su hermosa cabellera castaña y dejarse ver.  Se sentía hermosa y libre.
Cuando me percaté de la transformación, le devolví la sonrisa.

El trabajo


He estado ocupada trabajando. Tengo la responsabilidad de organizar los cursos de TI para adultos, en el instituto de tecnología. La gran mayoría de las personas que asisten a la formación son inmigrantes, algunos recién llegados, otros con algunos años ya de búsqueda de empleo sin resultados.  También hay muchos quebequenses, cuya formación ha quedado desfasada en un mercado laboral dinámico y cambiante y que requieren dar un golpe de timón a sus vidas.
Todos llegan con temor y esperanzas y cada caso es único y especial. 
Me doy cuenta que la diversidad inmensa de Montreal sobrepasa cualquier experiencia que haya vivido en Costa Rica, en la selección de candidatos para los cursos. Para darles un ejemplo, les voy a hablar de Vasile.  Vasile es un hombre guapo, iniciando la treintena con una enorme sonrisa. Llegó Montreal hace apenas unos meses y es incapaz de ver traiciones en su recorrido por la vida. Se siente afortunado:  Vasile ama el ejercicio físico, y en Moldavia, su país de origen, dedicaba muchas horas a ello: correr, escalar, sembrar a mano. Se nota en sus fuertes músculos y el estado general saludable de su apariencia.
Se siente afortunado, me dice en su francés apenas incipiente, porque ya encontró trabajo..... Es repartidor de periódicos, de puerta en puerta.... Y considera una gran fortuna que le paguen por caminar todo el día... lo que en su país tenia que hacer de gratis.  Vasile quiere dedicarse a diseñar páginas web. Los resultados que obtuvo en los tests de admisión son excelentes y con una actitud como esa frente a la vida, ciertamente, no habrá traiciones....