miércoles, enero 25, 2006

Carta de amor en el ajuste


Queridísima princesa mía:
Escribo esta carta para acompañar cada una de tus lágrimas.
Desde que naciste, has sido tan fuerte que te has negado el derecho de llorar.
Desde que eras una bebita, te enfrentaste al mundo con los ojos bien abiertos y con una decidida intención de ser valiente.
No recuerdo ni un momento en que tuviese que enjugar tus lágrimas después de una caída, o de un momento de temor. No recuerdo haber visto tu espíritu doblegarse ante nada.
Hasta hoy. Hasta hoy que se desbordaron todas... La tensión de los últimos meses rompió el dique...
Y estas así, desde hace ya tres horas, nadando en el diluvio de dolor en el que estas sumergida.
Dolor de crecimiento. Dolor de los diecisiete. Hacerse grande es así...
Ya volverás a ser niña algún día, aunque sea de otra manera. Por hoy, hay que llorar. Las lágrimas se hicieron para gastarlas.
Venga, que estoy aquí para acompañarte. Venga, que no pasa nada.
La vida te espera. Hay que llorar hoy para ver clarito mañana.
Lloraremos juntas cada vez que haya que hacerlo.
Lloraremos juntas.
Venga, que no pasa nada.

miércoles, enero 18, 2006

Otra vez estamos todos!!


Hace ya casi un mes que estamos todos juntos. Las chicas llegaron en vísperas de Navidad, con Andrés. Durante su estancia, hicimos vida de turistas, llevándolo a conocer el Parque Olímpico, el Viejo Montreal, los Parques, el Mont Royal. Han sido unos días de recordar cuanto nos queremos, días en los que las chicas han contado todo lo que sucedió en estos cinco meses, días para disfrutar la nieve y el invierno, salir de compras y querernos mucho. Hace ya cuatro días que Andrés se fue y ahora somos otra vez nosotros. Esa pequeña comunidad cómplice que es una familia, es inigualable. Hoy ha empezado Rebeca en el colegio. Mientras les escribo, ella estará familiarizándose con el francés, con sus compañeros, con el ambiente... me muero de ansiedad, como siempre, yo mas que ella, que tiene esa sonrisa fresca con la que enfrenta el mundo... Mariana empezara la próxima semana, pero ya ha salido a tomar el metro solita, ya conoce la piscina publica en la que hará sus frecuentes sesiones de ejercicios, y ya se sabe blanco de las miradas de los hombres de aquí... Por lo pronto, ya sabe que no puede pasar por canadiense: siempre le preguntan de dónde viene: su piel morena y su pelo crespo la delatan. Todavía no se ha establecido la rutina, será hasta la próxima semana. Mientras tanto hay una sensación rara en el ambiente. Preocupaciones por los gastos que hemos tenido que hacer, preocupaciones por las inscripciones en la escuela, preocupaciones propias de un proceso de adaptación. Creo que poco a poco las cosas se irán acomodando. Poco a poco, entrara cada uno en lo suyo. Ya solo nos queda esperar la bendita residencia que nos hará la vida un poco más fácil a todos. Los resultados de la universidad han sido buenos. Me siento orgullosa de mi misma. Y el trabajo de este trimestre que ya empieza me llena de entusiasmo. Nuevos retos, nuevas cosas por descubrir, mayor habilidad para relacionarme con los compañeros. Si todo sigue como pinta, creo que en tres meses las cosas habrán encontrado su lugar...