lunes, febrero 28, 2005

El burro cargado busca camino

Ya empiezan los tropiezos. Eran de esperarse. Han sido tres días de sobresaltos. Desde el viernes, mi corazón nodeja de llevarse emociones -lo que indica que todavía estoy viva-aunque ahora tenga tanto dolor.
El jueves, ha informado la Universidad que la beca será menos que parcial. Lo que significa que tendré que buscar un complemento económico en algún lado para poder hacer mis estudios (alguna esquina para ejercer el oficio antiguo, tal vez?)
Mientras leía con descuido la carta en que me informaban, sin caer en cuenta en ese momento de las consecuencias gravísimas, llamaba a los amigos para invitarlos a la casa con motivo de la partida de Eduardo.
El viernes y el sábado, entre mucho trabajo, los amigos que venían adespedir a Eduardo y papeles y trámites, hemos caído en cuenta que el dinero no alcanzará. Que es bastante menos de lo que habíamosprevisto. Anoche llegaron los últimos, a despedirse. Pusimos el disco de BeboValdez con Cigala...Lagrimas negras... y nos abrazamos mucho.
Hoy estoy ya sola en casa. Lo he acompañado hasta el aeropuerto y he sido valiente. Ni una lágrima. Hasta ahora que puedo compartirlas con ustedes.Ya veremos cómo arreglar el escollo. Porque eso será, nada más. "burro cargado busca camino" nos vamos aunque cueste sangre, sudor y lágrimas...negras.

jueves, febrero 24, 2005

Amor, nos vamos despidiendo

Pasará rápido el tiempo, ya verás. Son sólo cinco meses. Iremos marcando cada semana en las hojas del calendario, y verás que no será nada.
No me mirés con esos ojos tristes. No quiero llorar ahora. No debo. No quiero que se me resbale el miedo que siento a tu ausencia.
“¿Y cómo sobreviviremos sin vos, Edu?” Dijo Mariana en la mesa ayer. Y yo me levanté rápido para no llorar.
Pero te extrañaremos. Tanto como ya nos extrañan tus manos que nos acarician estos días a todas horas.
Todo estará bien. Y ya dentro de poco estaremos caminando de la mano sobre las hojas secas del otoño. Y oiremos nuestros pasos mientras calentamos nuestras manos muy apretadas.
Ayer te despediste de la ciudad y vagaste solo por la Avenida Central. También guardaste con cuidado las imágenes de nuestro jardín en tus pupilas. Hiciste las maletas despacio.
Y yo te acompaño silenciosamente en esas despedidas.
Ya casi nos encontramos de nuevo.
Por ahora, será un tiempo extraño. La separación es así. Ya la vivimos antes, te acordás?
Calma, calma. Que las horas difíciles se acercan y hay que hacerles frente.
Un beso, mil.
Para poder soportar la partida.

domingo, febrero 06, 2005

Seguimos desenraizando

Seguimos desenraizando. Guardamos las cosas en cajas y los sentimientos hechos un puño en el corazón. Eduardo se irá pronto, y ya empieza su cerebro a funcionar como una calculadora. Me parece que es un síntoma de todos los que han vivido el exilio, y queda como una cicatriz. Le aterroriza la idea de que la pasemos mal a nuestra llegada y ha asumido la bandera (sin que nadie se la diera) de cuidarnos a todos de los problemas que pudiésemos tener al llegar “allá”. Aunque me preocupa su actitud, también se la agradezco. El es –de todos los que nos vamos- el único que sabe. Conoce el “allá”, sabe lo que se siente dejar el terruño, sabe lo que implica ser inmigrante.
Nos miramos a los ojos sin decirnos nada, sólo para comprobar cuánto nos extrañaremos los meses que estaremos separados. Si “estamos hechos una piña”, acostumbramos hacerlo todo juntos… y nos encanta.

No deja de hacernos advertencias, que yo silencio con un beso: nada de lo que nos diga nos permitirá aprender más de lo que aprenderemos por nosotras mismas. Más que alarma, lo que necesitamos es ilusión: sin eso no se puede hacer la partida como Dios manda.
Mi papá –ancianito ya- me ha autorizado la partida, después de meses de negarse a ello. No es que necesite su permiso, pero él se arroga el derecho de dármelo. Su principal razón para negarse fue: “uno debe estar contento como Dios lo tiene”. Y sostuvo su argumento, hasta convencerlo de que el mismísimo Dios era el que nos empujaba para afuera. Ayer, al teléfono, me dijo que podía meter las cajas en el cuarto del fondo de su casa, que ya nadie utiliza.
Son curiosos los hombres. Eduardo, mi papá, mis dos hermanos: toman sus tareas de cuidarnos, de protegernos, de guiarnos. No lo digo con rencor, solo con la curiosidad que permite reconocer una vez más cuán patriarcal es esta cultura latinoamericana nuestra.

sábado, febrero 05, 2005

El sábado de ayer

La tarde de ayer fue extraña. Mientras una chica se fue de fiesta a dormir donde las amigas, la otra se ha quedado en casa...formalita, y me ha pedido que hagamos empanadas de piña, y mientras amasamos y llenamos las empanadas conversamos: el lunes empieza su último año de secundaria, y con los dedos llenos de harina trata de acomodar sus hermosos colochos negros. De pronto, abre mucho los ojos y dice: “Mami, te das cuenta que ya voy a ser adulta?. Yo no quiero ser adulta.... Y la abrazo y le quito un poco de mermelada de sus mejillas y le digo: “Siempre serás mi chiquitica...”. El sol entraba oblicuo por la ventana de la cocina y se colaba entre los geranios, y el olor de mermelada inundaba la casa. Me detuve un momento frente a las cajas de cartón que ya empieza a apilarse en la oficina, con sus rótulos: “Caja No 5. Novelas Antiguas” “Caja NO. 8 Libros de Educación”.
Ya empieza a verse vacía, impersonal, la casa. Eduardo ha limpiado sus cosas y ha dejado listo lo que deberá caber en dos maletas... El resto lo sigo empacando yo, durante los meses que quedan...
“Mami, y cómo es ser adulto allá? No tengo idea de cómo se divierte la gente en ese país....” Yo tampoco. No tengo idea alguna.
De pronto, suena la música de boleros cubanos que Eduardo ha puesto y desde mi rincón, puedo verlos bailar ...mi chiquitica, mi marido, bailando boleros mientras él le cuenta todas las cosas lindas que verá allá.

Un sábado extraño, sin duda.