viernes, octubre 02, 2009

El subdesarrollo está en la mente


Creo que fue culpa de mi hermano Daniel. Él fue, me parece, quien me enseñó que las herramientas de jardín, cuando no se están ocupando, hay que lavarlas, limpiarle los filos con papel de lija, aceitarlas bien y guardarlas en tela para que no se herrumbren y sirvan siempre (cuando no se entierran en un cajón de arena).
En eso estaba yo, lavando las palitas, las tijeras podadoras, lijando, aceitando, después de haber preparado el jardín para el invierno, cuando Eduardo me dice: "Pero qué estás haciendo, mujer?". Lo miré con una de esas miradas que dicen "Obvio, no?"... Y él me sonríe mientras me abraza por la espalda: "No ves que eso no es necesario aquí?, las herramientas no se van a herrumbrar, nada les va a pasar durante el invierno, y si les pasa, se compran otras y ya..."
Y me quedé pensando, y diciéndome que hay cosas que son más fuertes que yo: limpiar las herramientas, cortar la pasta de dientes para terminar de sacar su contenido, echarle agua a la botella de shampoo, preferir las bolsas de mecate a las plásticas a la hora de hacer mandados, hervir las cáscaras de la piña para aprovecharlas, usar los zapatos hasta que ya no den, y la ropa, y todo, en realidad...
Y no es una cosa de tacañería, son mañas del subdesarrollo. Y esas se quedan. A mí se me quedaron, creo que para siempre.
En todo caso, no voy a luchar para quitármelas. Forman parte de mi personalidad.
Ustedes qué piensan?

No hay comentarios.: