viernes, enero 14, 2005

primera crónica


Estamos en el primer día de anotaciones. Hace calor y el verano llena todos los espacios. Inclusive los de la mente.
A pesar de que el cerebro se resiste, hoy empezamos la cuenta regresiva. El 2005 es el año de nuestro viaje.
Nos iremos todos.
A tan sólo algunos meses de nuestro traslado, las cosas van cambiando poco a poco. Nunca he vivido fuera de mi ciudad, nunca me he alejado más allá de 3 cuadras de la casa de mis padres. Aunque me fui y formé una familia, vivo rodeada de mis hermanos y de los vecinos de toda la vida.
Nos vamos y eso llena de incertidumbre a todos. ¿Y cómo nos adaptaremos al francés? ¿Y al invierno? ¿Y a vivir sin nuestras mascotas y nuestras plantas?¿Qué haremos con la casa? ¿Cuándo pondremos el carro en venta?
Presintiendo, las chicas han limpiado ayer sus roperos, han regalado sus juguetes de niñas y han incluido todos sus tesoros en una maleta vieja y amarilla.
Mi esposo ha decidido no hablar más el español, y el idioma en la casa será ahora el francés para que nos acostumbremos. Yo estoy leyendo novelas en ese idioma, la música de navidad que pusimos este año, no se parece en nada a los villancicos a ritmo de merengue y salsa…
Me siento ansiosa…no tengo siquiera un par de zapatos cerrados, nunca he usado medias, mi ropa de hilo creo que servirá bien poco…

Tendremos que restringir los gastos por unos meses, para poder ahorrar y tener un fondo que nos ayude a instalarnos. Rebeca pregunta si seremos pobres allá, y yo le digo que no lo sé…

Como si esto no fuera de por sí ya una situación extraña, la partida se vislumbra por separado…Eduardo tiene oferta de trabajo a partir de Marzo, y tendrá que irse primero…yo me tengo que ir en agosto…las chicas partirán en diciembre, cuando terminen la escuela…No celebraremos juntos ni la graduación de Mariana ni los quince años de Rebeca, dos momentos importantes en sus vidas y donde yo debía estar presente… Lo hemos cambiado diciendo que le celebraremos los dieciséis y Mariana promete tomar muchas fotos de su graduación para que yo no me la pierda…

Ayer hablábamos, durante la cena, sobre el lugar donde deberán quedarse esos últimos meses…será en casa de la abuela, donde nunca han vivido, pero que pareciera el más apropiado…

Poco a poco las cosas se van percibiendo fuera de lugar, y sin nada a cambio, por el momento. Es el desarraigo. Bienvenida esta nueva experiencia. Queremos convertirla en una hermosa aventura. Lo que nunca fue un proyecto para nosotros, ahora se nos viene encima, y va dando pequeñas señales: La carta de aprobación de la beca de estudios, la aceptación en la Universidad del primer mundo, los innumerables papeles que hay que llenar, mandar, las fotos, exámenes médicos, papeles y más papeles… Los estudios del francés, lengua que empieza a gustarme, las consultas a sitios en ese idioma…

He hecho ya el cronograma de trabajo para este año y todo termina en una raya amarilla el quince de agosto…es como un abismo, sin continuidad, extraño y ajeno. ¿Dónde viviremos? ¿Qué personas nuevas y lindas conoceré? ¿Qué comeremos?
Así empieza la historia del desarraigo....y de la aventura...

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