sábado, abril 16, 2011

El trabajo


He estado ocupada trabajando. Tengo la responsabilidad de organizar los cursos de TI para adultos, en el instituto de tecnología. La gran mayoría de las personas que asisten a la formación son inmigrantes, algunos recién llegados, otros con algunos años ya de búsqueda de empleo sin resultados.  También hay muchos quebequenses, cuya formación ha quedado desfasada en un mercado laboral dinámico y cambiante y que requieren dar un golpe de timón a sus vidas.
Todos llegan con temor y esperanzas y cada caso es único y especial. 
Me doy cuenta que la diversidad inmensa de Montreal sobrepasa cualquier experiencia que haya vivido en Costa Rica, en la selección de candidatos para los cursos. Para darles un ejemplo, les voy a hablar de Vasile.  Vasile es un hombre guapo, iniciando la treintena con una enorme sonrisa. Llegó Montreal hace apenas unos meses y es incapaz de ver traiciones en su recorrido por la vida. Se siente afortunado:  Vasile ama el ejercicio físico, y en Moldavia, su país de origen, dedicaba muchas horas a ello: correr, escalar, sembrar a mano. Se nota en sus fuertes músculos y el estado general saludable de su apariencia.
Se siente afortunado, me dice en su francés apenas incipiente, porque ya encontró trabajo..... Es repartidor de periódicos, de puerta en puerta.... Y considera una gran fortuna que le paguen por caminar todo el día... lo que en su país tenia que hacer de gratis.  Vasile quiere dedicarse a diseñar páginas web. Los resultados que obtuvo en los tests de admisión son excelentes y con una actitud como esa frente a la vida, ciertamente, no habrá traiciones.... 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias hermanita por seguir compartiendo ese viaje 2005 y las experiencias que una a una dejan algo para meditar y actuar si fuera del caso. En cuanto a las traiciones... son inevitables, como los aguaceros y los dias calurosos, aprender que mojarse y sudar no tiene nada de malo.