jueves, abril 01, 2010

Una discapacitada capaz


La tarde estaba hermosa, y salimos a caminar. Dimos una vuelta por el portón número siete, que ya les contaré un día de éstos de qué se trata, y después de una hora nos regresamos. Para atravesar la calle Papineau (con un tráfico intenso en sus cuatro vías, dos en cada sentido), tuvimos que pulsar el botón del semáforo peatonal y esperar el cambio de la luz. En ese momento, se bajó de un autobús, una señora, con mucha dificultad para caminar. Se apoyaba en su silla de ruedas la cual abrió apenas descendió del bus y se sentó en ella. Yo, que observaba la dificultad de la señora para bajarse y sentarse me disponía a ofrecerle mi ayuda para atravesar la transitada calle. Su ceño fruncido me detuvo. No parecía estar de buenas migas. Con una fuerza superior a la de muchos hombres, impulsó la silla de ruedas con sus manos, pulsó nuevamente el botón del semáforo con impaciencia y, en cuanto vió un espacio, se lanzó a cruzar la calle.
Lo hizo mucho más rápido que nosotros, avanzando primero de frente y luego de espaldas, con mucha agilidad y se veía que conocía perfectamente la sincronía de los semáforos... me miró con una sonrisa que decía "te equivocaste conmigo". Yo le respondí diciéndole: "estos son sus dominios, verdad?" " Sí" contestó, "puedo viajar en autobus, me conozco todos los parques, todas las calles, todas las tiendas". Me lo dijo con su mirada dura ...dura de orgullo. Esa es una de las que no se rinden.

Y yo que quería ayudarla.... Chapeau!

No escribo mucho estos días... estoy de lleno en la tesis.
Un abrazo,


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