miércoles, enero 25, 2006

Carta de amor en el ajuste


Queridísima princesa mía:
Escribo esta carta para acompañar cada una de tus lágrimas.
Desde que naciste, has sido tan fuerte que te has negado el derecho de llorar.
Desde que eras una bebita, te enfrentaste al mundo con los ojos bien abiertos y con una decidida intención de ser valiente.
No recuerdo ni un momento en que tuviese que enjugar tus lágrimas después de una caída, o de un momento de temor. No recuerdo haber visto tu espíritu doblegarse ante nada.
Hasta hoy. Hasta hoy que se desbordaron todas... La tensión de los últimos meses rompió el dique...
Y estas así, desde hace ya tres horas, nadando en el diluvio de dolor en el que estas sumergida.
Dolor de crecimiento. Dolor de los diecisiete. Hacerse grande es así...
Ya volverás a ser niña algún día, aunque sea de otra manera. Por hoy, hay que llorar. Las lágrimas se hicieron para gastarlas.
Venga, que estoy aquí para acompañarte. Venga, que no pasa nada.
La vida te espera. Hay que llorar hoy para ver clarito mañana.
Lloraremos juntas cada vez que haya que hacerlo.
Lloraremos juntas.
Venga, que no pasa nada.

No hay comentarios.: