
Anoche pude ser casi feliz metida entre tus brazos.
El dolor se ha ido yendo despacito, resbalando por el tobogán de caricias que has inventado para mí.
Y anoche lo inventaste todo... y querías que la pasión se fuera despertando despacito, y me acariciaste lentamente para que mi piel no se asustara, y me miraste a los ojos con la ternura de todas las estrellas, y me besaste casi imperceptiblemente.
Cada uno de mis poros supo entonces que siempre estarías conmigo.
Y pude sonreírte.
Pude responderte dejando caer mi cabello sobre tu pecho, moviéndome al ritmo de tu respiración y siguiendo tu paso firme, tus manos seguras, tus palabras graves.
Anoche nos amamos como siempre.
Como nunca.
Como antes.
Y pude ser casi feliz, entre tus brazos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario